Es belleza inigualable,
Es volcán embravecido,
Es una tormenta muy fuerte,
La que azota a este mar mío.
Tus ojos desprenden fuego,
Los míos son dos candelas,
Son corazones sin ego,
Que van, hacia la bahía.
Más cuando el mar entra en calma
Y coge un atajo al cielo,
El sol se peina en sus aguas,
Recogiendo sus cabellos.
Y cuando entretienes al tiempo,
repasando experiencias,
si en la tormenta, hay calma ...
En el alma; es lo que cuenta.
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